La cumbre de Iberoamérica-UE pone de relieve los lazos de Pedro Sánchez con Venezuela, Cuba y Nicaragua
El presidente del Gobierno español sigue sin condenar el aumento de la represión política en Iberoamérica
Maduro pretende inhabilitar a toda la oposición política con el silencio de Sánchez y Zapatero
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La cumbre más importante de la presidencia de turno de España en la UE con los mandatarios de Iberoamérica y de la Unión Europea va a poner en entredicho la política de apaciguamiento, esto es de blanqueamiento, que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha mantenido con las dictaduras más represivas del continente americano desde su llegada a la Moncloa hace cinco años.
Durante este lunes y martes desfilarán por Bruselas un total de 61 mandatarios de los dos continentes. En un principio se barajó haber hecho la cumbre en Madrid, pero ante la ola de protestas previstas por parte de la disidencia castrista, chavista y antisandinista de Cuba, Venezuela y Nicaragua, los estrategas de Exteriores decidieron que la capital comunitaria sería lugar más discreto.
Pero no sólo eso. Pedro Sánchez creyó que la primera gran reunión entre los dirigentes iberoamericanos, agrupados en la conocida como CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), sería una ocasión de oro para atraer también la presencia del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pues la invasión de Ucrania va a estar también sobre la mesa.
La invitación de forma informal la hizo Sánchez, pero de manera formal el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, pero los dictadores iberoamericanos más cercanos a Rusia y China vetaron cualquier presencia del líder ucraniano. Desde la Moncloa se asegura que nunca se formalizó dicha invitación para esconder el fiasco que ha supuesto para Sánchez no poder juntar en una misma fotografía por vez primera a Zelenski con los presidentes de la UE e Iberoamérica.
De Sánchez tampoco se sabe nada acerca de su postura sobre el aumento de la represión en la región. El número de presos políticos en las cárceles cubanas no ha parado de crecer y Nicolás Maduro pretende imponer un veto a la participación electoral de sus principales opositores y se ha reído en la cara de la UE al asegurar que no admitirá observadores electorales de la UE en las elecciones de 2024. Mientras Sánchez ha tratado de blanquear al régimen chavista, el sátrapa venezolano no ha hecho ningún gesto de respeto a los derechos humanos ni a las libertades de los ciudadanos.
Pero el presidente del Gobierno español no ha actuado sólo. Siempre ha contado con la complicidad del expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, embajador de la dictadura venezolana en la UE y del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien participó recientemente en una conferencia organizada por el presidente exterrorista colombiano, Gustavo Petro, para tratar de levantar las sanciones occidentales sobre la dictadura chavista.
Sanciones que también pesan sobre el dictador izquierdista Daniel Ortega en Nicaragua, considerado recientemente por la ONU como un criminal por cometer crímenes de lesa humanidad en las represiones de 2018 contra el pueblo nicaragüense haciendo uso de balas de alto calibre por parte de la policía.
Aunque el objetivo de Sánchez sea fortalecer los lazos de Europa con la región iberoamericana, a sus socios del resto de países de la UE no se les va a pasar por alto las políticas tibias llevadas a cabo por el presidente español quien durante esta legislatura ha tenido en su gobierno también a políticos comunistas que han colaborado y asesorado a gobiernos con las manos manchadas de sangre como son los miembros de Podemos.